Entran a su casa y lo asesinan con dos balazos - El Policial Bolivia
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Entran a su casa y lo asesinan con dos balazos

Se trata de un sujeto que murió tras recibir dos disparos en el pecho. Su hijo también resultó herido en un confuso hecho que está siendo investigado. No hay detenidos por el suceso. En tanto, un adolescente de 16 años está internado luego de recibir un balazo a la altura de las costillas.

Esta mañana fueron sepultados los restos mortales de Esteban Cuevas (45), el quintero boliviano que, junto a su familia, fue blanco de un cruento asalto la madrugada del sábado.

Por su brutalidad y alevosía el hecho conmocionó a todos los integrantes de la comunidad boliviana, los que hoy se concentraron en el cementerio de San José de Rincón para expresar sus condolencias y acompañar a las víctimas en tan duro momento.

Los connacionales también expresaron su indignación contra aquellos órganos del poder que quisieron ocultar el hecho y/o desvirtuarlo con versiones equivocadas.

El suceso ocurrió en la ruta provincial Nº 1, a la latura del kilómetro 12, donde por razones que se tratan de establecer, varias personas armadas habrían ingresado a la vivienda de la víctima efectuando una serie de disparos.

El hijo de Cuevas, un joven de 25 años, también resultó con lesiones en el lado izquierdo del tórax y abdomen, por lo que se encuentra internado en el hospital provincial Dr. José María Cullen.

Según informaron desde las fuerzas de seguridad, no hay detenidos por el hecho ni se saben las causas que lo desencadenaron. No obstante, se informó el secuestro de una escopeta calibre 12 de un caño marca Sole y dos cartuchos del mismo calibre, uno servido y otro intacto.

Hace poco menos de 5 años en el lugar se estableció la familia Cuevas -todos de nacionalidad boliviana- quienes arriendan terrenos para el cultivo de frutas y verduras, aunque con predominio de frutillas.

Eran cerca de las 3 de la madrugada cuando la banda arremetió en el predio. Los malvivientes llegaron en silencio -no se escuchó el motor de ningún vehículo- y cubrían sus rostros con capuchas. Todos estaban fuertemente armados.

Con movimientos dignos de un grupo comando tomaron posiciones estratégicas y en cuestión de minutos redujeron a una veintena de peones rurales. Uno a uno los empleados fueron sacados de sus catreras y maniatados con precintos plásticos.

Sin piedad

La mitad del plan ya se había consumado con éxito. Faltaba ir por los dueños de casa. Entonces utilizaron a uno de los peones para tenderles una trampa. Le ordenaron que vaya hasta la puerta de los Cuevas y comience a llamar a su patrón. El trabajador cumplió con el encargo mientras uno de los rufianes le apuntaba con su arma a la cabeza.

Tras escuchar que un empleado lo llamaba Esteban Cuevas (el dueño de casa) se asomó al exterior. En segundos se topó con el horror. Un caco le apuntó a la cara y lo obligó a tirarse al suelo. En dicha posición también fue maniatado.

Los ruidos y los gritos propios de la situación sacaron de su descanso a la esposa de Cuevas, que se levantó de la cama y fue a ver qué pasaba. Pero apenas llegó, un fuerte golpe le partió la frente. Se cree que le pegaron con una linterna.

“¡Queremos la plata!”

Acto seguido los rufianes comenzaron a reclamar por el dinero. Aturdida y lesionada la mujer entregó unos dos mil pesos que había en la casa. Pero no conformes con la suma los sujetos reclamaban más.

La presión contra las víctimas aumentaba a fuerza de golpes. Entonces arremetieron otra vez contra la esposa quien reveló que había más dinero en otra dependencia cercana, donde estaban los hijos del matrimonio.

En camino hacia ese lugar hubo más golpes y gritos, los que despertaron a Alvaro Cuevas, de 25 años, uno de los hijos.

Al advertir la situación el joven se abalanzó contra el caco que le disparó, dejándolo herido en la zona del abdomen. Así y todo se trenzó en lucha con el malviviente. A la refriega se habrían sumado también los esposos Cuevas.

Fue en esta circunstancia que el ladrón recargó su arma -sería una escopeta automática- y gatilló contra Cuevas padre. El hombre recibió tres impactos en la zona del tórax, lado izquierdo y otra en brazo derecho.

Consumado el desastre sus autores decidieron que era hora de escapar, y así lo hicieron a la carrera amparados por la oscuridad de la zona.

Menor herido

Ayer, un adolescente de 16 años resultó herido de arma de fuego. Según informaron desde la Unidad Regional I de policía, el menor recibió un impacto de bala en la zona izquierda de las costillas.

Las primeras pesquisas determinaron que los disparos fueron efectuados por varios hombres, los cuales se conducían en un automóvil, en Güemes al 7900.

El adolescente fue intervenido quirúrgicamente y permanece internado con pronóstico reservado en el Cullen.

La policía indicó que tras consultarse el Sistema Informático de Datos, se estableció que el menor herido contaba con pedido de captura por un delito de hurto calificado, ocurrido el 13 de septiembre pasado.

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