Un niño de 13 años se salva de morir quemado por vecinos
Las lágrimas de Beimar (13), no cesaban de rodar ayer en la celdas de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc), mientras contaba cómo se salvó de morir quemado por un grupo de vecinos de Pampa San Miguel, populosa zona ubicada en Valle Hermoso, cerca de K’ara K’ara.
Vestido con una polera anaranjada y empapado de pies a cabeza con aceite de camión, el menor temblaba de miedo y hacía esfuerzos por no llorar, pero al llegar a las celdas donde los periodistas lograron abordarle, rompió en llanto. “Para que no me peguen les he dicho que éramos tres, porque no me creían que yo estaba solito, me han pegado en el piso con palos, me patearon en el estómago, en mi cabeza, no aguantaba el dolor, creo que me desmayé”, balbuceó.
SORPRENDIDO
Según el testimonio de los vecinos de Pampa San Miguel, el niño fue sorprendido en el interior de una vivienda cerca de la parada del trufi 40, por el propietario que volvía de una actividad. El hombre dio la voz de alerta y los vecinos lo ayudaron a detener al menor. “Eran tres los delincuentes pero dos han escapado, ya estamos cansados de tanto pillo en esta zona, creen que no estamos organizados para defendernos pero sí estamos”, advirtió uno de los habitantes de Pampa San Miguel.
Beimar contó que luego de golpearlo, los vecinos lo ataron con una soga a un poste y allí le rociaron con aceite de camión. “me decían que me iban a quemar, que me iban a prender fuego, les he rogado y justo ahí ha llegado la Policía”, dijo el menor mostrando las huellas de los golpes en su cuerpo.
Representantes de las instituciones que defienden a la niñez recordaron que aunque los menores fueran hallados en pleno delito, existen leyes para que sean procesados y juzgados. Los niños, niñas y adolescentes, que son vulnerables a las malas influencias de los amigos “no pueden ser tratados con tanta intolerancia y falta de piedad”, coincidió ayer la abogada Nilce Zambrana, especialista en los casos de menores.
Vestido con una polera anaranjada y empapado de pies a cabeza con aceite de camión, el menor temblaba de miedo y hacía esfuerzos por no llorar, pero al llegar a las celdas donde los periodistas lograron abordarle, rompió en llanto. “Para que no me peguen les he dicho que éramos tres, porque no me creían que yo estaba solito, me han pegado en el piso con palos, me patearon en el estómago, en mi cabeza, no aguantaba el dolor, creo que me desmayé”, balbuceó.
SORPRENDIDO
Según el testimonio de los vecinos de Pampa San Miguel, el niño fue sorprendido en el interior de una vivienda cerca de la parada del trufi 40, por el propietario que volvía de una actividad. El hombre dio la voz de alerta y los vecinos lo ayudaron a detener al menor. “Eran tres los delincuentes pero dos han escapado, ya estamos cansados de tanto pillo en esta zona, creen que no estamos organizados para defendernos pero sí estamos”, advirtió uno de los habitantes de Pampa San Miguel.
Beimar contó que luego de golpearlo, los vecinos lo ataron con una soga a un poste y allí le rociaron con aceite de camión. “me decían que me iban a quemar, que me iban a prender fuego, les he rogado y justo ahí ha llegado la Policía”, dijo el menor mostrando las huellas de los golpes en su cuerpo.
Representantes de las instituciones que defienden a la niñez recordaron que aunque los menores fueran hallados en pleno delito, existen leyes para que sean procesados y juzgados. Los niños, niñas y adolescentes, que son vulnerables a las malas influencias de los amigos “no pueden ser tratados con tanta intolerancia y falta de piedad”, coincidió ayer la abogada Nilce Zambrana, especialista en los casos de menores.
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