Matan a un chofer por no entregar un celular y su reloj
La noche transcurría con normalidad para Juan León Saavedra, de 42 años. El hombre, de ocupación chofer de las líneas 38, 39 y 85, acababa una jornada de trabajo de 18 horas. Como de costumbre guardó el micro, entregó su renta y se retiró a su vivienda a descansar a las 22.30 del lunes pasado.
No avanzó ni 100 metros del mercado Los Pocitos del Plan Tres Mil cuando fue interceptado por dos individuos con cuchillo que se desplazaban en una vagoneta tipo taxi, quienes se bajaron para desvalijarlo. Al ver que León opuso resistencia al robo, uno de los delincuentes le hundió un cuchillo en el corazón, quitándole la vida.
El hombre desangrado intentó ser auxiliado por algunos curiosos que acudieron al lugar pero fue demasiado tarde debido a la mortal herida ocasionada en el corazón.
El conductor que deja cinco hijos en la orfandad: Juan Carlos (20), Mónica (18), Nelson (15), Marlen (14) y Joaquín (6), asumía el rol de padre y madre para sus hijos debido a que se encontraba separado de su esposa. Nelson León, su tercer hijo, comentó que el celular que le robaron a su padre era suyo y se lo había prestado para que puedan mantenerse comunicados porque él trabajaba hasta tarde.
“No era un celular caro pero sí tenía un cámara filmadora. A mí me lo habían regalado”, dijo el adolescente a tiempo de lamentar que ahora ellos tendrán que surgir sin el apoyo de su padre.
La numerosa familia vive en el barrio San Jorge, en la casa de la hermana de la víctima que se encuentra trabajando en España. De las tres habitaciones ocupadas en el barrio, una es de material y dos son de paredes de barro.
Sus hijos se enteraron de la muerte de Juan a los 45 minutos de ocurrida la desgracia al llamado de alerta de una vecina que reconoció a la víctima cuando era auxiliada. El cuerpo del infortunado fue retirado recién ayer de la morgue del hospital San Juan de Dios.
El fiscal Osvaldo Patiño dijo que ya se empezaron las averiguaciones en torno a la captura de los asesinos del micrero a quien lo mataron por robarle su reloj y un celular. “Vamos a citar a algunos testigos para que nos aporten con datos precisos”, indicó Patiño.
De acuerdo a los familiares, varios empleados de una panadería observaron a esa hora el asalto y no hicieron nada para evitar el robo, incluso un hombre que caminaba agarrado de un cuarto de pollo atrás de la víctima se salvó de que lo hayan atracado porque caminaba de chinelas.
Hay un puesto policial que no funciona
Los vecinos del fallecido Juan León Saavedra (foto) que sufrió el robo de su celular se quejaron que por la zona existe una comisaría policial a escasos metros donde murió la víctima que permanentemente se encuentra con las puertas cerradas y sin efectivos policiales.
Elsa Ortiz Áñez, una vecina del barrio San Jorge, exigió al comandante de la Policía (Johnny Vargas) que destine efectivos policiales al módulo abandonado a fin de evitar que los pandilleros y malvivientes atraquen a los que caminan por las noches.
“Nos sentimos huérfanos porque los robos y atracos son el pan de cada día en la zona”, precisó la mujer.
Otros vecinos temerosos de identificarse indicaron que por el lugar pululan miembros de las pandillas DCA-2 y Bola 8, temidos en el lugar porque tienen amenazados a los propios vecinos. “Nos dicen que si los denunciamos van a matar a nuestros hijos”, se quejaron.
No avanzó ni 100 metros del mercado Los Pocitos del Plan Tres Mil cuando fue interceptado por dos individuos con cuchillo que se desplazaban en una vagoneta tipo taxi, quienes se bajaron para desvalijarlo. Al ver que León opuso resistencia al robo, uno de los delincuentes le hundió un cuchillo en el corazón, quitándole la vida.
El hombre desangrado intentó ser auxiliado por algunos curiosos que acudieron al lugar pero fue demasiado tarde debido a la mortal herida ocasionada en el corazón.
El conductor que deja cinco hijos en la orfandad: Juan Carlos (20), Mónica (18), Nelson (15), Marlen (14) y Joaquín (6), asumía el rol de padre y madre para sus hijos debido a que se encontraba separado de su esposa. Nelson León, su tercer hijo, comentó que el celular que le robaron a su padre era suyo y se lo había prestado para que puedan mantenerse comunicados porque él trabajaba hasta tarde.
“No era un celular caro pero sí tenía un cámara filmadora. A mí me lo habían regalado”, dijo el adolescente a tiempo de lamentar que ahora ellos tendrán que surgir sin el apoyo de su padre.
La numerosa familia vive en el barrio San Jorge, en la casa de la hermana de la víctima que se encuentra trabajando en España. De las tres habitaciones ocupadas en el barrio, una es de material y dos son de paredes de barro.
Sus hijos se enteraron de la muerte de Juan a los 45 minutos de ocurrida la desgracia al llamado de alerta de una vecina que reconoció a la víctima cuando era auxiliada. El cuerpo del infortunado fue retirado recién ayer de la morgue del hospital San Juan de Dios.
El fiscal Osvaldo Patiño dijo que ya se empezaron las averiguaciones en torno a la captura de los asesinos del micrero a quien lo mataron por robarle su reloj y un celular. “Vamos a citar a algunos testigos para que nos aporten con datos precisos”, indicó Patiño.
De acuerdo a los familiares, varios empleados de una panadería observaron a esa hora el asalto y no hicieron nada para evitar el robo, incluso un hombre que caminaba agarrado de un cuarto de pollo atrás de la víctima se salvó de que lo hayan atracado porque caminaba de chinelas.
Hay un puesto policial que no funciona
Los vecinos del fallecido Juan León Saavedra (foto) que sufrió el robo de su celular se quejaron que por la zona existe una comisaría policial a escasos metros donde murió la víctima que permanentemente se encuentra con las puertas cerradas y sin efectivos policiales.
Elsa Ortiz Áñez, una vecina del barrio San Jorge, exigió al comandante de la Policía (Johnny Vargas) que destine efectivos policiales al módulo abandonado a fin de evitar que los pandilleros y malvivientes atraquen a los que caminan por las noches.
“Nos sentimos huérfanos porque los robos y atracos son el pan de cada día en la zona”, precisó la mujer.
Otros vecinos temerosos de identificarse indicaron que por el lugar pululan miembros de las pandillas DCA-2 y Bola 8, temidos en el lugar porque tienen amenazados a los propios vecinos. “Nos dicen que si los denunciamos van a matar a nuestros hijos”, se quejaron.
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