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Queman a los niños con intencionalidad

Familiares, causantes del 30% de niños quemados


Julieta, una historia de dolor y abandono. A sus 11 años, con todo el cuerpo quemado, se debate entre la vida y la muerte. Su vida es una lenta agonía desde San Juan, 24 de junio pasado, cuando quedó acorralada por el incendio de unos matorrales a los que la gente de su comunidad en Anzaldo prendió fuego siguiendo una tradición para calentar la que se cree es la noche más fría del año. Los arbustos ardieron como gasolina y ella quedó atrapada hasta que las llamas calcinaron sus manos y envolvieron casi todo su cuerpo, contó el jefe de la Unidad de Quemados del Hospital del Niño Manuel Ascencio Villarroel, Oscar Romero.

La niña es parte del 70 por ciento de niños quemados por accidente o descuido. Sin embargo, el restante 30 por ciento está integrado por pacientes que fueron quemados intencionalmente por algún familiar, como castigo por una travesura o por madres violentas que les prendieron fuego sin un motivo claro.

Por estos días, el Pabellón de Quemados está repleto. Hay 15 camas, pero por la emergencia se atienden 16 pacientes. Sin embargo, ante la falta de espacio y personal, la Unidad ha tenido que rechazar pacientes. Cinco de los 16 niños quemados corresponden a agresiones y los demás fueron por accidentes.

Los últimos 13 días han sido tal vez los peores en la vida de Julieta, la novena hija de una familia de Anzaldo, que desde que llegó al hospital está sola, recostada, sedada, conectada a un respirador, cubierta de vendas y protegida por una cápsula.

Su médico y jefe del Pabellón Quemados expresó: “Nadie ha venido a verla ni a preguntar cómo está. Acudo a los medios para que la gente la apoye, se solidarice con ella, que ha sufrido quemaduras en el 85 por ciento del cuerpo. Y es más fácil que muera si no tenemos los recursos: la curación es cara”, dijo.

Quemados con soplete

El pronóstico para los hermanos quemados con un soplete por su padrastro, Gróver Lima Fernández (22), es optimista. Sin embargo, es difícil saber cómo encararán su vida cuando dejen el hospital y vuelvan al hogar donde fueron maltratados constantemente por la nueva pareja de su madre, según revelaron ayer los familiares que fueron a visitarlos, en la unidad de Quemados.

El médico, que lleva más de una década curando a niños quemados, dijo que confía en que la niña de tres años, a quien su padrastro le quemó la vagina y el recto con el soplete, se recuperará físicamente, al igual que su hermano de cinco años a quien el agresor le quemó los glúteos. Pero es incierto cómo les irá cuando vuelvan al ambiente hostil, que no hizo nada para evitar el horrendo castigo que les propinó el padrastro cuando los descubrió jugando desnudos con su hija biológica de tan sólo dos años.

Romero describió el daño emocional de la niña al contar que cuando llegó al hospital no permitía que nadie se le acercase decía:

“No me vas a hacer, no me quemes”. Agregó: “Las lesiones de los niños no son tan graves, pero tienen las alteraciones de conducta”.

Colapsa el Pabellón

La Unidad de Quemados del Hospital del Niño informó que no hay más espacio para atender a más pacientes. “El servicio está saturado. En este momento no tenemos dónde internar más pacientes y estamos rechazando. Existen pacientes que han sufrido lesiones de todo tipo por travesuras del mismo niño y otras lesiones que han sido provocadas”, explicó Romero.

A la violencia que viven los niños se suma la indiferencia de las instituciones de protección, que carecen de un plan de prevención y de seguimiento a las víctimas de quemaduras que, por lo general, regresan a su entorno con sus agresores.

Según Romero, las agresiones “no pueden ser. Estamos viendo que la justicia últimamente anda de cabeza en el país, porque todo el mundo se cree dueño, con derecho a hacer justicia y no es así. La justicia no se puede tomar en mano propia sin saber cuáles son las causales”. Los niños quemados requieren de un largo tratamiento, y aunque abandonan el hospital cuando han superado la fase crítica, se necesita el apoyo de la compromiso de la familia, para su recuperación plena.

APORTES PARA NIÑOS QUEMADOS

La gente puede aportar en la cuenta de la fundación Mosoj P’unchay en el Banco Mercantil 4010650442 o a través del teléfono 4664070. A continuación los algunos de los pacientes.

CAS0 LESIONES LUGAR

Julieta (11) Quemada San Juan Anzaldo
Emily (1) Quemada con una olla Ivirgarzama
Ruben (12) Quemado por su madre Tiquipaya
Niña (3) Quemada por padrastro Cercado

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