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La audiencia de medidas cautelares en La Paz.
La juez Betty Yañíquez rechazó ayer dos recursos presentados por la defensa de Víctor Hugo R. Z. (45), presunto asesino de la niña Camila (5), hija de su conviviente, y ordenó su reclusión preventiva, en tanto que la madre de la pequeña, Claudia B. E. (23), por llevar ocho meses y medio de embarazo, fue beneficiada con medidas sustitutivas.

La mujer adujo, en su defensa, que quien maltrataba a su hija era su hermano Hugo Marcelo, a quien sindicó de ser el presunto violador y denunció que cuando tenía siete años fue violada en Tarija, y que sus progenitores no la defendieron pese a que se los contó; en esa línea, también acusó a su padre de haberle dado toques impúdicos en su infancia.

El abuelo de la víctima dijo que toda su familia está dispuesta a someterse a todas las pericias necesarias para desvirtuar lo dicho por su hija.

AGRESIÓN Y MUERTE

La niña murió la madrugada del domingo 26 de abril de 2009. Efectivos de Radio Patrullas recogieron a la pequeña malherida de la avenida Tito Yupanqui, Villa San Antonio y murió en el trayecto al Hospital del Niño de la ciudad de La Paz.

Con base en pruebas documentales, peritajes y el informe forense, el fiscal Luis Mamani refirió que el domingo 26 de abril del año pasado, la pareja regresó a su departamento entre las 12:30 y la 1:00. Habían ido a una discoteca.

Según el relato del acusador público, el padrastro violó esa misma madrugada a la niña. Para ello, usó un preservativo, por lo que no quedaron rastros de semen o espermatozoides, pero sí de los antígenos patógenos que todos los varones secretan después de sostener relaciones sexuales.

Después, para evitar que la nena denuncie el vejamen, estrelló a la pequeña contra el piso de parquet y la pared y le propinó dos patadas y un fuerte pisotón en la cabeza.

Mamani expuso la ampliación de una fotografía en la que se advierte una huella del calzado del agresor en la cabecita de la niña. Esa marca coincide con la planta de un par de zapatos pertenecientes al sospechoso.

La reconstrucción del hecho demostró que al lanzar un muñeco del mismo peso y tamaño de la fallecida desde la ventana de la que aparentemente se lanzó, sería imposible que caiga en una posición tal, que se produzca la lesión que la mató.

Por ello, el Fiscal sostuvo que el presunto asesino llevó a su víctima inerte y la dejó en la acera, donde unas horas después, un taxista la vio y llamó a la Policía.

LOS INTENTOS DE LA DEFENSA

La defensa planteó dos recursos para que no se instale la audiencia: incumplimiento de plazos procesales y aprehensión indebida, que fueron declarados improcedentes.

Unas 50 personas, entre alumnos y parientes del presunto criminal, hostigaron a los periodistas y familiares de la pequeña víctima. El presunto homicida es docente de la Universidad Mayor de San Andrés.

Hubo agresiones verbales, empujones y amenazas hasta que un grupo de policías, expertos en controlar motines, separó a los bandos. Debido a la cantidad de personas, el acto judicial se llevó a cabo en una sala más grande.

En su alocución, la defensa dijo que la pareja, al llegar a su departamento, vio a la pequeña mientras dormía y que nada más supieron de ella hasta encontrarla muerta.

El principal imputado afirmó, en su defensa, que “desde mi corazón abierto, le digo que soy inocente”.

LA BÚSQUEDA DE LA NIÑA

Al amanecer, la madre dijo que buscó a su hija. Al no hallarla, salió a la calle, donde le dijeron que una patrulla había recogido a una niña y que probablemente estaba en la Brigada de Protección a la Familia, a donde, junto a su concubino, acudió para averiguar el paradero de la pequeña.

Llamó al 110, que le informó que la nena estaba en el Hospital del Niño.

Al llegar a ese nosocomio, les comunicaron que la infante había muerto y que la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) había iniciado las investigaciones del caso.

Sin embargo, Claudia B. E. no presentó la denuncia, aunque Hugo B. y Julia E., los abuelos de la fallecida, lo hicieron 10 días después. Las investigaciones avanzaban con lentitud, por lo que en septiembre, después de una recusación, Mamani recibió el caso.

La reconstrucción de los hechos también evidenció que los muebles y objetos del cuarto, donde la niña durmió por última vez, habían sido removidos y que la ventana, por la que supuestamente se lanzó la niña, había sido limada para que pueda abrirse, pues los perfiles de fierro no lo permitían, y se hallaron manchas de sangre lavadas.

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